P. José Luis Correa Lira
En FB leí un par de frases del El Principito que me llamaron profundamente la atención. Se las comparto para que las mediten:
“Las buenas acciones no necesitan premios ni aplausos. Se hacen desde el corazón en silencio… Vivimos en un tiempo donde toca hacer las cosas callado para que nadie en su envidia y su mala vibra las arruine.”
Si bien en general estoy de acuerdo con estas ideas, creo, sin embargo, que algunas buenas acciones, es bueno, justo y necesario que se comuniquen. Así pueden ser no solo admiradas, sino que también eventualmente imitadas o servir de impulso para otras similares o mejores.
Pienso concretamente en dos acciones que me interpelan y llenan de orgullo y gratitud.
Una, la más conocida públicamente, el viaje del cantante Bono a Ucraina y el ‘mini concierto’ en la estación del metro en Kyiv, en donde afirmó que “el pueblo ucraniano no está luchando por su libertad, está luchando por la libertad de todos los que aman la libertad”.
La otra es más interna familiar. Ya la mencioné indirectamente en alguna reflexión anterior. Mi hermano que vive en Bonn y su esposa reciben en su casa un matrimonio mayor de ucranianos, ambos músicos, “él, violinista de la filarmónica de Kiev y ella cantante de ópera. Ahora son viejitos y tuvieron que huir con lo puesto.” Y me dijo lo siguiente: “Hacemos lo que podemos. Al fin y al cavo nuestra fe nos llama a servir y a acoger… Y cómo puedo no hacerlo, si yo fui acogido también. ¿Y si los padres acogen ahora a Cristián Pizarro en Porta Coeli para que viva sus últimos días bien cuidado?”
Un abrazo lleno de admiración y gratitud.
P. JL
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