P. José Luis Correa Lira
https://youtu.be/Lid6WgU9NUQ
En un paso del texto del Evangelio de la Eucaristía de hoy escuchamos que Jesús dijo a los Apóstoles que debían ir “a las ovejas descarriadas de Israel”.
En un sentido más amplio se pueden aplicar estas palabras del Maestro a lo que ha insistido tanto del Papa Francisco desde muy temprano en su pontificado de ocho años. El ir a las periferias existenciales de la sociedad.
Así en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual.
Ahí pide “salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20), habla de “una salida constante hacia las periferias de su propio territorio o hacia los nuevos ámbitos socioculturales.” (EG 30); “Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas” (EG 46)
O como lo veíamos en reflexiones anteriores, “con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes».” (EG 53) “Cuando la sociedad –local, nacional o mundial– abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad.” (EG 59)
En ese documento finaliza con la petición “que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz.”
P. JL
p.jlcorrealira@gmail.com