P. José Luis Correa Lira
Según la Biblia, Dios encargó a los ángeles presentarse ante los hombres en una forma fraternal, amical. Esto es lo que festejamos este día de los santos ángeles custodios o ángeles de la guarda.
San Basilio, basado en algunos datos veterotestamentarios, que sostienen que la vida humana está rodeada de la custodia (Cf Sal 34, 8; 91, 10-13) e intercesión (Cf Jb 33, 23 24; Za 1,12; Tb 12, 12) de los ángeles, decía que “cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida.” (CF. Catecismo 336)
La versión más sencilla y breve que muchos aprendimos en nuestra más tierna infancia reza así:
Ángel de mi guarda, dulce compañía,
no me desampares, ni de noche ni de día,
no me dejes solo, que me perdería,
hasta que me pongas, en paz y alegría,
con todos los santos, Jesús y María,
te doy el corazón y el alma mía
que son más tuyos que míos.
Amen.
Les comparto la oración que rezaba el padre Pio de Pietrelcina:
“Oh, mi Ángel de la Guarda. Cuida mi alma y mi corazón. Ilumina mi mente para que pueda conocer mejor al Señor mi Dios y amarlo de todo corazón.
Vigílame cuando rezo para que no ceda a las distracciones de la vida.
Sostenme con tus consejos para vivir como un buen cristiano y ayúdame a cumplir las obras de generosidad.
Defiéndeme de los engaños del maligno y socórreme durante las tentaciones para que pueda vencer en la lucha contra el mal.
Oh, mi querido Ángel de la Guarda, recito esta oración para pedirte que permanezcas siempre a mi lado y para pedirte que no ceses nunca de ser mi ángel de la guarda hasta que sea llamado al recinto del Señor, donde adoraremos juntos por toda la eternidad a Dios nuestro Señor. Amén”
Bendiciones, por intercesión de la Reina de los Ángeles.
P. JL
p.jlcorrealira@gmail.com