Por Juan José Soto, Juventud Masculina Universitaria
Schoenstatt ha tenido un rol muy importante en mi vida desde hace ya varios años. He participado de manera activa en los grupos de juventud masculina desde que tengo siete años, así que para mí era muy importante hacer la Alianza y apenas me avisaron que tenía la oportunidad de hacerlo ni lo pensé.
Este proceso de alianza lo llevamos un grupo de Universitarios. Cuando llegó el día de la alianza creo que puedo hablar por todos mis compañeros de grupo cuando digo que teníamos un mix de emociones enorme por el compromiso que estábamos a punto de hacer. Recuerdo que el día antes estaba como un niño sin poder dormir por la emoción que tenía por el día de mi Alianza.
Una vivencia que se siente en el cuerpo y en el corazón
No puedo empezar a explicar lo que sentí cuando iniciamos el rito. El estar dentro del Santuario con mis hermanos y nuestras familias me llenó de amor y de paz. Dar el paso de hacer la Alianza ha sido de las mejores decisiones que he tomado y eso lo puedo decir desde mi punto de vista para mi relación con la Mater como para mi relación con mi grupo de vida. Mis momentos favoritos en Schoenstatt siempre han sido esos ratitos que tenemos toda la juventud masculina abrazados cantando en el Santuario, así que obvio eso no pudo faltar el domingo y para cerrar con el rito cantamos ¨María tierra del Padre¨ y en ese momento sentí un escalofrío corriendo por todo mi cuerpo.
Mi nueva comunidad es lo más especial
Lo más importante para mí fue hacer la Alianza con mi grupo de vida, no se me ocurre ningún grupo de personas mejor que ellos para compartir esta experiencia. Al hablar de mi grupo de vida no puedo no hablar de Marco Calzada. Él hubiera sido el primero en apuntarse a hacer la Alianza y todos lo tuvimos muy presente. Esta Alianza fue mi importante para mí por lo que significa dentro de Schoenstatt, por compartirla con mis hermanos, pero también porque estoy seguro al 100% de que Marco estuvo presente en esa Alianza con cada uno de nosotros. Así que solo me queda agradecer a la Mater por brindarme la posibilidad de fortalecer mi relación con ella y le envío un abrazo enorme a mi amigo y hermano Marco hasta el cielo de mi parte y de parte de toda la familia Schoenstattiana.