P. José Luis Correa Lira
Hoy la Iglesia recuerda y agradece el don de la vida de san Felipe Neri, sacerdote santo italiano del siglo XVI, fundador de la comunidad religiosa llamada Padres Oratorianos o Filipenses. Esta congregación fue aprobada por el Papa en 1575 y ayudada por San Carlos Borromeo.
El Papa Francisco contó una vez un episodio de la vida de san Felipe Neri: “Una mujer fue a confesarse, y confesó que había murmurado”. Pero “el santo, que era alegre, bueno y también de manga ancha, le dice: ‘Señora, como penitencia, antes de darle la absolución, vaya a su casa, agarre una gallina, desplume la gallina y después vaya por el barrio y siembre el barrio con las plumas de la gallina, y luego vuelva’”. Al día siguiente, prosiguió Francisco su relato, “volvió la señora: ‘Hice eso, padre, ¿me da la absolución?’”. Elocuente la respuesta de san Felipe Neri: “No, falta otra cosa, señora, vaya por el barrio y recoja todas las plumas”, porque “murmurar es así: ensucia al otro”. En efecto, añadió el Papa, “el que murmura, ensucia, destruye la fama, destruye la vida, y muchas veces sin motivo, contra la verdad”.
Clarísimo mensaje de san Felipe Neri y del Santo Padre Francisco, que no sabemos cuantas veces ha criticado este tremendo mal de la murmuración.
P. JL
p.jlcorrealira@gmail.com