P. José Luis Correa Lira
En marzo de este año el Papa Francisco consagró al Inmaculado Corazón de la Virgen María la Iglesia, la humanidad y de manera especial a Rusia y Ucrania.
Al finalizar la Eucaristía y de rodillas ante la Virgen, recitó la oración de consagración, durante la cual mencionó que la humanidad ha olvidado el sacrificio de las guerras pasadas y de los caídos, encerrándose de nuevo en intereses nacionalistas y dedicándose a acumular armas, en lugar de resguardar la paz propia y la del prójimo.
“Hemos estropeado la paz y nos hemos vuelto capaces de todo tipo de destrucción”, dijo el Papa en su oración, a la vez que le pidió a la Virgen que no nos permita naufragar en una nueva guerra y preservar al mundo de la amenaza nuclear.
La Conferencia Episcopal ucraniana había solicitado al Papa que consagrara al Inmaculado Corazón de María a los dos países contendientes ‘tal y como pidió la Santísima Virgen en Fátima’. Petición que tiene que ver con los Misterios de Fátima. La Virgen, según el segundo misterio, exigió la consagración de Rusia, que aquel año empezaba la revolución que desembocaría en su etapa soviética, o de lo contrario el país ‘difundiría sus errores por el mundo promoviendo guerras y persiguiendo a la Iglesia’.
Sobre la intención de consagrar ante la Virgen de Fátima a Rusia y Ucrania, el papa Francisco manifestó que este acto “no se trata de una fórmula mágica sino de un acto espiritual”, un gesto de recurrir a la madre de todos en busca de protección.
En este día de la Virgen de Fátima, Dios proteja a Ucrania y salve a Europa y al mundo entero.
P. JL
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