P. José Luis Correa Lira
“Muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con Él” dice el texto joánico del Evangelio de la Misa de hoy.
Ante esta realidad del abandono de parte de muchos de sus seguidores (¿‘admiradores’?), Jesús pregunta al grupo de los Doce (los Apóstoles) si ellos también lo iban a dejar.
En el transcurso de los dos milenios del cristianismo también han sido muchos, muchísimos, los que no han sido capaces de mantenerse fieles al Señor. Por a, b, o c motivos se han alejado y apartado. A veces escandalizados por la Iglesia, a veces por reveces duros y difíciles de comprender y aceptar en la vida (enfermedades, muertes, etc.)
Muchos más han sido los que como Pedro han respondido y entonces ¿“a quién iremos?” Pues solo Él tiene palabras de vida eterna y “nosotros creemos”.
Preguntémonos como anda nuestra fe débil, qué la hace tambalear y qué la sostiene definitivamente. ¿Cómo la alimentamos, la cuidamos y compartimos (así también se fortalece, dándola)?
María Santísima, virgen fiel, nos interceda el Espíritu que nos permita creer a pesar de no entender y poder entender un poco mejor para creer más.
P. JL
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