P. José Luis Correa Lira
La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el Día Mundial de la Libertad de Prensa el 3 de mayo para recordar a los gobiernos su deber de defender y hacer cumplir la libertad de expresión consagrada en el Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. Se ha elegido el aniversario de la Declaración de Windhoek, Namibia, al concluir el seminario organizado por la UNESCO del 29 de abril al 3 de mayo de 1991.
Lamentablemente la situación general de la libertad de prensa en el mundo ha empeorado, mientras que la hostilidad hacia los periodistas ha aumentado. Sufren periodistas, reporteros (por ej. los ‘Reporteros sin Fronteras -RSF-), camarógrafos, todos.
“En la Iglesia siempre encontrará la correcta estima por su trabajo y el reconocimiento de la libertad de prensa” dijo en 1988 san Juan Pablo II.
Es su tweet del 3 de mayo del 2020, dijo el Papa que “en la crisis actual, necesitamos un periodismo libre al servicio de todas las personas, especialmente aquellos que no tienen voz; un periodismo que se dedique a la búsqueda de la verdad y abra caminos de comunión y de paz”.
En su discurso a los miembros de la asociación de prensa extranjera en Italia Francisco dijo :
“El vuestro es un rol indispensable, y esto también os otorga una gran responsabilidad: requiere un cuidado particular por las palabras que usáis en vuestros artículos, por las imágenes que transmitís en vuestros servicios informativos, por todo lo que compartís en las redes sociales (…) os insto a trabajar de acuerdo con la verdad y la justicia, para que la comunicación sea realmente una herramienta para construir, no para destruir; para entenderse, no para enfrentarse; para dialogar, no para hacer un monólogo; para orientar, no para desorientar; para entenderse, no para malinterpretarse; para caminar en paz, no para sembrar odio; para dar voz a los que no tienen voz, no para ser el megáfono para los que gritan más fuerte (…) Cada uno de nosotros sabe cuán difícil y cuánta humildad requiere la búsqueda de la verdad. Y cuánto más fácil es no hacer demasiadas preguntas, estar satisfecho con las primeras respuestas, simplificar, permanecer en la superficie, en la apariencia; conformarse con soluciones con descuento, que no conocen la fatiga de una investigación capaz de representar la complejidad de la vida real. La humildad de no saberlo todo antes es lo que impulsa la investigación. La presunción de saberlo todo es lo que la bloquea.
Periodistas humildes no quiere decir mediocres, sino más bien conscientes de que a través de un artículo, un tuit, un directo en televisión o en radio, se puede hacer el bien, pero también, si no se es cuidadoso y escrupuloso, perjudicar a otros y, a veces, a comunidades enteras (…) debéis considerar siempre el poder de la herramienta que tenéis a vuestra disposición y resistir a la tentación de publicar una noticia insuficientemente verificada (…) la humildad también ayuda al periodista a no ser dominado por la prisa, a tratar de detenerse, a encontrar el tiempo necesario para comprender. La humildad nos acerca a la realidad y a los demás con una actitud de comprensión. El humilde periodista trata de conocer correctamente los hechos en su totalidad antes de contarlos y comentarlos (…) En un tiempo en el que, especialmente en las redes sociales, pero no solo, muchos usan un lenguaje violento y despectivo, con palabras que lastiman y algunas veces destruyen a las personas, se trata, en cambio de calibrar el idioma (…) usar la palabra como el cirujano usa el bisturí. En una época de demasiadas palabras hostiles, en la que el hecho de hablar mal de los demás se ha convertido para muchos en un hábito, junto con el de clasificar a las personas, siempre se debe recordar que toda persona tiene su dignidad intangible, que nunca se le puede quitar. En un momento en el que muchos difunden noticias falsas, la humildad te impide vender la comida podrida de la desinformación y te invita a ofrecer el buen pan de la verdad.
El periodista humilde es un periodista libre. Libre de condicionamiento. Libre de prejuicios, y por lo tanto valiente. ¡La libertad requiere coraje! «Necesitamos un periodismo libre, al servicio de la verdad, del bien, de la justicia; un periodismo que ayude a construir la cultura del encuentro» (Pontifex Tuit, 3 de mayo de 2019) (…)
El periodista humilde y libre trata de contar el bien, aunque más a menudo es el mal lo que genera noticias.”
Bendiciones y gratitud a los buenos periodistas
P. JL
p.jlcorrealira@gmail.com