P. José Luis Correa Lira
Hoy es el Día Internacional contra el Bullying (palabra inglesa que significa intimidación) o el Acoso Escolar.
El bullying se refiere a todas las formas de actitudes agresivas, intencionadas y repetidas, que ocurren sin motivación evidente, adoptadas por uno o más estudiantes contra otro u otros, donde el que ejerce el bullying lo hace para imponer su poder sobre el otro, a través de amenazas, insultos, agresiones o vejaciones, y así tenerlo bajo su completo dominio a lo largo de un tiempo prolongado. La víctima, por su parte, sufre callada en la mayoría de los casos. El maltrato intimidatorio le hace sentir dolor, angustia y miedo, hasta tal punto que, en algunos casos, puede llevarle a consecuencias terribles como el suicidio.
El hostigamiento y el maltrato verbal o físico entre escolares es bullying. Es un acoso sistemático. La definición del psicólogo sueco-noruego Dan Olweus, el primero en abordar esta problemática, que recoge el informe ‘El acoso escolar. De las causas, origen y manifestaciones a la pregunta por el sentido que le otorgan los actores’ elaborado por Luis Evelio Castillo-Pulido, dice que “un estudiante se convierte en víctima de acoso escolar cuando está expuesto, de forma reiterada y a lo largo del tiempo, a acciones negativas llevadas a cabo por otro u otros estudiantes”.
Los expertos señalan que el bullying o intimidación implica tres componentes clave:
Un desequilibrio de poder entre el acosador y la víctima. Este desequilibrio puede ser real o solo percibido por la víctima.
La agresión se lleva a cabo por un acosador o un grupo que intentan dañar a la víctima de un modo intencionado.
Existe un comportamiento agresivo hacia una misma víctima, que se produce de forma reiterada.
Con frecuencia (y por desgracia) pueden aparecer varios tipos de bullying o acoso escolar de forma simultánea:
Físico, que consiste en la agresión directa a base de patadas, empujones, golpes con objetos. También puede ser indirecto cuando se producen daños materiales en los objetos personales de la víctima o robos.
Verbal, que es el más habitual. Solo deja huella en la víctima. Las palabras tienen mucho poder y minan la autoestima de la víctima mediante humillaciones, insultos, motes, menosprecios en público, propagación de rumores falsos, mensajes telefónicos ofensivos o llamadas, lenguaje sexual indecente…
Psicológico, que se realiza mediante amenazas para provocar miedo, para lograr algún objeto o dinero o simplemente para obligar a la víctima a hacer cosas que no quiere ni debe hacer…
Social, que consiste en la exclusión y en el aislamiento progresivo de la víctima. En la práctica, los acosadores impiden a la víctima participar, bien ignorando su presencia y no contando con él/ ella en las actividades normales entre amigos o compañeros de clase.
En un vídeo mensaje el Papa Francisco pidió a los jóvenes que “declaren la guerra al ‘bullying’”. Para Francisco, el bullying es un “fenómeno de auto compensación, de auto valoración”, pero “disminuyendo al otro para sentirse más alto”. “Es un aprender a mirar desde arriba hacia abajo y mal. No se olviden de que solamente es lícito para una persona mirar a otra de arriba abajo cuando se le está ayudando a levantarse. Otra manera de mirar de arriba a abajo no es lícito.”
Destacó la importancia del diálogo como solución. “La única manera es el compartir, el convivir, el dialogar, el escuchar al otro, tomarse tiempo para caminar juntos, tomarse tiempo porque es el tiempo que hace la relación”. “Cada uno de nosotros tiene algo que dar al otro. Cada uno de nosotros tiene algo bueno para dar al otro. Cada uno de nosotros necesita recibir algo bueno de los otros.”
Ojalá aprendamos y evitemos todo tipo de bullying, según la regla de oro: Trata a los demás como te gustaría ser tratado por ellos.
P. JL
p.jlcorrealira@gmail.com