P. José Luis Correa Lira
En diez días comienza, con el Domingo de Ramos, la Semana Santa, a la cual nos venimos preparando durante toda esta Cuaresma.
El Evangelio de la Misa de hoy nos avisa que, dado que los judíos querían matar a Jesús, Él no quería andar por Judea y recorría más bien Galilea. Relata san Juan que él y sus parientes subieron a Jerusalén para la fiesta (la llamada de los Campamentos). Y a pesar de querer pasar desapercibido, algunos de Jerusalén se decían “¿no es éste al que quieren matar?
Termina esta perícopa diciendo que después de haber enseñado en el templo algunos trataron de capturarlo, pero sin éxito, pues todavía no había llegado su hora.
Esa hora es la que recordaremos en el Triduo Santo, cuando Jesús es tomado preso, encarcelado, flagelado y finalmente crucificado.
Todo esto lo reviviremos el Viernes Santo, tanto en la liturgia de la Muerte de Cristo, como en el sacramental del Via Crucis. También lo rezamos en el misterio del Santo Rosario (de los dolorosos) o como reza la meditación compuesta por el padre Kentenich en Dachau: “Satanás, a través de sus esbirros, te ha condenado a muerte contra todo derecho.”
Prosigue de esta manera la reflexión para la primera estación del Via Crucis del Instrumento:
“las masas culpablemente te abandonan a ti, Luz del mundo, y te vuelven a menudo a condenar a muerte entre gritos estridentes, con odio y con desprecio. Cada vez que vulneré la verdad, la justicia o el amor,
o por cobardía contravine tus deseos, entonces, junto a tus verdugos,
me aparté de ti y privé de tu amor a la tierra”
Bendiciones
P. JL
p.jlcorrealira@gmail.com