P. José Luis Correa Lira
Una vez leí de Mafalda lo siguiente: “Lo ideal sería tener el corazón en la cabeza y el cerebro en el pecho. Así pensaríamos con amor y amaríamos con sabiduría.”
Me recordó lo que el también argentino Papa Francisco dijo en la Pontificia Universidad Católica de Chile, el 2017:
Integrar y armonizar el intelecto, los afectos y las manos— es decir, la cabeza, el corazón y la acción (…) enseñar a pensar lo que se siente y se hace; a sentir lo que se piensa y se hace; a hacer lo que se piensa y se siente.
Tiene también mucho que ver con lo del pensar, amar y vivir mecanicista que denunciaba el padre Kentenich. “Mentalidad mecanicista (…) separa la idea de la vida (idealismo); la persona, del interlocutor personal (individualismo); y lo sobrenatural, del orden natural (sobrenaturalismo) y su lucha por el organismo de vinculaciones naturales y del organismo de vinculaciones sobrenaturales, tomados en sí mismo y en su interrelación.
Decía el que “el pensar mecanicista: pensar no orgánico, no sano, porque fragmenta la naturaleza humana. Separa la razón, la voluntad y el corazón (…) pensar sano es orgánico, simbólico, centrado, integral (…) pensar separatista cuando la razón está desprendida de la voluntad y del corazón (…) tipo de hombre intelectual, descuidándose mucho la educación de la afectividad y de la voluntad.
Ojalá crezcamos en esa dirección.
P. JL
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