P. José Luis Correa Lira
Ayer citábamos al Papa Francisco que nos recordaba y clarificaba que el ayuno no es en primer lugar para hacer una dieta alimenticia y aprovechar de bajar de peso. No se trata de privarse solo de comidas o bebidas, lo que no está mal por supuesto, pero no es lo principal (exceptuando, por supuesto, la renuncia a comer carne y limitarse en las comidas del miércoles de Ceniza y del Viernes Santo)
Tiene razón el Papa al sugerirnos más bien renunciar a otras cosas más superfluas y dañinas no solo para uno mismo, sino también para el trato que merecen los demás.
En relación a lo primero, cada uno puede preguntarse de qué está siendo un poco dependiente. Puede ser de los medios de comunicación, de los aparatos, etc. En cuanto a lo segundo, puede ser abstenerse de pensar y hablar mal de terceros (normalmente ausentes de esas conversaciones).
En fin, cada uno sabe ‘dónde la aprieta el zapato’, como se suele decir.
Ayunar es un buen ejercicio de libertad que puede transformarse también en uno de caridad, de mayor bondad y verdadera amistad.
Hagamos pues el intento.
P. JL
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