P. José Luis Correa Lira
Hoy se celebra a san Policarpo de Esmirna, obispo y mártir de la Iglesia primitiva.
Tanto Ireneo, quien fue su discípulo, como Tertuliano y Jerónimo registran que Policarpo había sido discípulo del apóstol Juan.
Policarpo es considerado uno de los tres Padres Apostólicos principales, junto a Clemente de Roma, quien le solicitó, camino a su muerte, que escribiera a su comunidad en Asia Menor.
Poco se sabe de su actividad en Esmirna salvo el testimonio de las cartas que recibió, y la que envió a la comunidad filipense. De varias que compuso la Epístola de Policarpo a los Filipenses, es la única obra que sobrevive hasta la actualidad. Esta Epístola es de gran interés para el estudio del desarrollo del canon bíblico ya que, además de citar la carta de Clemente de Roma, trae citas explícitas de los tres evangelios sinópticos y varias epístolas de los apóstoles.
En su doctrina recuerda que somos salvados por gracia y no por obras:
“Sin haberle visto, vosotros creéis en Él con alegría inenarrable y glorificada, alegría a la que muchos desean entrar, sabiendo, como saben, que de pura gracia fuiste salvados, y no por vuestras obras, sino por voluntad de Dios, por medio de Jesucristo” (San Policarpo, Carta a los Filipenses 1,3)
A la vez enseña que la sola fe no salva sino va acompañada de la obediencia a los mandamientos y una conducta digna de Dios:
“Le fe que os ha sido dada, es la madre de todos nosotros, a condición de que le acompañe la esperanza y la preceda la caridad; caridad digo, para con Dios, para con Cristo y para con el prójimo” (San Policarpo, Carta a los Filipenses 3,3)
“Si en este siglo le agradáremos, recibiremos en pago el venidero, según Él nos prometió resucitarnos de entre los muertos y que, si llevamos una conducta digna de Él, reinaremos también con Él. Caso, eso sí, de que tengamos fe” (San Policarpo, Carta a los Filipenses 5,2)
“El que a Él (Jesucristo) le resucitó de entre los muertos, también nos resucitará a nosotros, con tal de que cumplamos su voluntad y caminemos en sus mandamientos y amemos lo que él amó, apartados de toda iniquidad, defraudación, codicia de dinero, malediscencia, falso testimonio…; no volviendo mal por mal, ni injuria por injuria, ni golpe por golpe, ni maldición por maldición.” (San Policarpo, Carta a los Filipenses 2,2)
Bendiciones por la intercesión de este santo.
P. JL
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