P. José Luis Correa Lira
Hace unos meses tuve una conversación insólita con una pareja de novios que querían que yo les bendijese su matrimonio.
En un momento, sabiendo que no se permite traer mascotas al Santuario, me preguntaron si podría hacerse una excepción con ellos, pues sus ‘perrijos’ (¡así, tal cual lo leen!) son muy importantes para ellos y los traerían muy elegantemente vestidos.
Comprenderán mi reacción y por qué en este día de la ‘Cátedra de san Pedro’ comparto este texto genial del Papa Francisco que responde claramente a esos absurdos que se están dando actualmente.
Lo que es claro, como dijo una conocida mujer tica es que ‘una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa’; un perro no es un hijo y un hijo no es un perro. ¡Las cosas por su nombre!
Ahí va la catequesis papal (parte del magisterio ordinario del Papa) del miércoles 5 de enero de 2022, en la que ofrece “una reflexión sobre la paternidad y sobre la maternidad. Y esto creo que es muy importante: pensar en la paternidad, hoy (…) el invierno demográfico que hay hoy: la gente no quiere tener hijos, o solamente uno y nada más. Y muchas parejas no tienen hijos porque no quieren o tienen solamente uno porque no quieren otros, pero tienen dos perros, dos gatos… Sí, perros y gatos ocupan el lugar de los hijos. Sí, hace reír, lo entiendo, pero es la realidad. Y este hecho de renegar de la paternidad y la maternidad nos rebaja, nos quita humanidad. Y así la civilización se vuelve más vieja y sin humanidad, porque se pierde la riqueza de la paternidad y de la maternidad. Y sufre la Patria, que no tiene hijos (…) le pido a san José la gracia de despertar las conciencias y pensar en esto: en tener hijos. La paternidad y la maternidad son la plenitud de la vida de una persona. Pensad en esto (…) quien vive en el mundo y se casa, debe pensar en tener hijos, en dar la vida, porque serán ellos los que les cerrarán los ojos, los que pensarán en su futuro. Y, si no podéis tener hijos, pensad en la adopción. Es un riesgo, sí: tener un hijo siempre es un riesgo, tanto si es natural como si es por adopción. Pero es más arriesgado no tenerlos. Más arriesgado es negar la paternidad, negar la maternidad, tanto la real como la espiritual. A un hombre y una mujer que voluntariamente no desarrollan el sentido de la paternidad y de la maternidad, les falta algo principal, importante.”
Es tan raro esto, que incluso en un país europeo aprobaron la custodia compartida de mascotas en caso de divorcio entre los cónyuges. Tratamos a los animalitos como si fueran personas y a muchas personas como si fuesen animales. El mundo al revés.
Dios abra los ojos, mentes y corazones de quienes piensan en casarse, pues una condición para la validez de su matrimonio es la apertura fundamental a la vida (la tercera pregunta que se les hace en el rito de la boda)
P. JL
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