P. José Luis Correa Lira
La pregunta de Jesús a los discípulos camino a Cesarea de Filipo en un principio puede parecer secundaria, como para obtener información actualizada del conocimiento de su persona y misión. ¿Quién dice la gente que soy?
Obviamente no se trata de una consulta popular o una encuesta de medición de opinión, muchas veces tendenciosas y fácilmente manipulables. Aquí la cosa es mucho más profunda y seria. No es sobre un candidato a nada, ni un influencer cualquiera. Es sobre el propio Dios con nosotros. Por eso Jesús, después de oír algunas primeras respuestas generales y perdidas, afila la puntería y le hace la pregunta ahora más personalizada a sus seguidores más cercanos: Y ustedes, ¿Quién dicen que soy yo? O sea, saben o no saben bien con quien están, a quien siguen…
La pregunta también puede entenderse y aplicarse de la siguiente manera: ¿Qué rol y qué lugar ocupa Jesús en mi vida? ¿Qué importancia le doy? En una escala de medición ¿dónde lo único? ¿Es central o accidental? ¿Es relevante y determinante? ¿Es solo un referente ocasional?
De la respuesta que cada uno de a ese cuestionamiento fundamental depende si tomo en serio mi fe, o es decorativa.
Me alegro, que la iniciativa de pedir (¿’exigir’?) el respeto a la libertad de culto no solo privado, sino también público, sea incorporada en la nueva carta magna de Chile que se debe presentar al pueblo ok chileno, mayoritariamente creyente, aunque ya no tan cristiano ni católico, lamentablemente.
Jesús, ‘Tú eres el Mesías’, el Salvador del mundo
P. JL
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