El texto del Evangelio lucano de este domingo lo podríamos titular así: Seguimiento fecundo del Señor
En primer lugar, Jesús invita a todos a ser ‘pescadores de hombres.’ En lenguaje del Papa Francisco: ‘Iglesia en salida’. En búsqueda. Salir a buscar. Jesús desafía a Simón y los demás a remar mar adentro y a echar las redes.
“Estamos llamados a crecer como evangelizadores.” (EG 121) a hacerlo como una invitación, no imposición. Supone tener algún grado de capacidad de persuasión, de convicción para despertar una posible y deseable conversión.
El Papa Benedicto XVI en su Homilía en la Eucaristía de inauguración de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en el Santuario de ‘La Aparecida’ (13 mayo 2007), dijo que la “Iglesia no crece por proselitismo, crece por atracción, por testimonio.” Esas palabras las citó su sucesor en la Cátedra de Pedro, el Papa Francisco en su Exhortación Apostólica del 2013, Evangelii Gaudium (EG 15)
En segundo lugar, hay ciertas condiciones para el seguimiento del Maestro, a saber: confiar en la palabra del Señor y abandonarse, soltar amarras, liberarse.
Ahora bien, no todos tienen que dejar todo lo que tienen y hacen. Los llamados al sacerdocio o la vida consagrada sí (recordando la fiesta del 2 de febrero)
Los laicos en el mundo, por su parte, deben hacerlo en el ejercicio de su profesión, en su ambiente laboral, vecinal, etc.’
Finalmente, la ‘garantía’ de la fecundidad es asegurada en el relato del Evangelio: Pescaron tanto que las redes casi se rompieron y las barcas casi se hundían.
Dios bendiga a la Iglesia con abundantes y santas (también sanas) vocaciones tanto a la vida consagrada, como al sacerdocio ministerial y al laicado comprometido in medio mundi (o como decía el título de un libro famoso: ‘En el corazón de las masas’)