Volver una y otra vez a Jesús y contarle todo lo que hacemos y experimentamos, es el relato continuación del envío de los discípulos de dos en dos.
Nos hace muy bien ese permanente regresar para estar con el maestro, descansar con y en él (‘vengan conmigo a un lugar apartado para que descansen un poco’, les dijo) Es la experiencia de la adoración, de la oración, de la participación en ejercicios y retiros espirituales. Es lo que podemos hacer en la meditación de la vida diaria, rastrear y saborear el paso de Dios por nuestra vida. ¿Dónde se me manifestó el Señor? ¿Qué me quiso decir? En Schoenstatt el padre fundador lo propone como método de meditación: el postgustar así como el pregustar. Es la meditación de la vida, por que Dios nos sale al encuentro en personas y acontecimientos, también en mociones, intuiciones y hasta temores interiores. Así también habló Dios en sueños a José.
Así lo escribió en medio de un lugar horrible y terrible, el Campo de Concentración de Dachau:
“Señor, ahora puedo descansar en tu pecho según el profundo deseo de mi corazón; puedo cuidar por tu reino de paz, igual que tu discípulo amado.”
Y de esta manera invita a cerrar el día, proponiendo esta oración:
“Tras el peso y el afán del día, junto a ti, que nos guiaste y nos escogiste como instrumento, Padre, buscamos el reposo.”
Les deseo que lo puedan intentar y lograr.
Bendiciones
P JL
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