P. José Luis Correa Lira
El breve texto del Evangelio de la Misa de hoy culmina diciendo que parientes de Jesús, sin explicitar quienes, fueron a buscarlo a la casa donde había entrado con sus discípulos y decían que se había vuelto loco.
Me hace recordar como la santa chilena, la carmelita descalza Teresita de Los Andes, llamaba a Jesús: Ese ‘loco de amor, me ha vuelto loca de amor por El, siendo motivo de una incondicional entrega.’ Porque es muy cierto aquello que ‘amor con amor se paga’.
En el mundo y lenguaje del amor de los enamorados existe una expresión relacionada a esto: ‘estar chiflado de amor’, o como canta un argentino. “A mí, me vuelve loco tu forma de ser…’ O “la locura del amor se cura con amor” (de Trigo limpio)
Si eso se manifiesta así en el plano humano, tanto más en el plano del amor de Dios por los hombres.
El padre Kentenich también se refiere a este amor loco de Dios por nosotros: habla de la locura de la cruz, que somos incapaces de entender .
Una vez pude acercarme como intérprete a un fundador (propiamente un iniciador de un camino en la Iglesia) y oír decir a quien yo traducía que ese hombre se trataba de un loco santo.
A la ‘locura de amor’ de Dios solo se puede responder con una locura de nuestra parte.
P. JL
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