P. José Luis Correa Lira
El trozo del Evangelio según san Juan que nos toca leer en la Misa de hoy es formidable. Justo en la línea de lo comentado ayer.
Juan Bautista dice, con toda honestidad y libertad, que él debe disminuir para que Jesús crezca.
En la vida cotidiana muchas veces pasa lo contrario: para poder figurar muchos recurren a la mala arte de pisotear, pasar a llevar y destruir al otro que les (a)parece como amenaza.
El Bautista no solo reconoce en Jesús (nuevamente) alguien que es más grande e importante que él (en otro texto afirma que no es digno ni de desatarle las correas de las sandalias). Además, dice que se alegra de lo que afirma. Otros quizá lo aceptarían, pero a regañadientes y se pondrían hasta tristes y deprimidos.
Que bien nos hace oír esta narración de lo ocurrido y expresado por el precursor, el que sabe que después y detrás de él viene el esperado de los pueblos a quien solo cabe preparar el camino, no desviarlo hacia uno mismo con ese afán autorreferencial que tanto critica el Papa Francisco.
Por intercesión de la humilde sierva del Señor, la Santísima Virgen María, Dios nos conceda imitar esa actitud del profeta.
Bendiciones
P. JL
p.jlcorrealira@gmail.com