P. José Luis Correa Lira
El Evangelio de Jesucristo según san Juan (1, 29-34) nos transmite el momento en que Juan el Bautista al ver a Jesús, que iba hacia él, exclamó: “Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”
Y luego pone en boca del precursor “yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.”
Sobre la primera afirmación, solamente recordar que de este pasaje bíblico está tomada la oración que reza el sacerdote que preside la Misa al mostrar el cuerpo de Cristo fraccionado, Cuerpo partido que será repartido en la comunión.
La segunda confesión invita a dar testimonio de lo visto y vivido. Eso no nos lo podemos guardar solo para nosotros mismos. La fe no es algo intimista, sino que una experiencia que se tiene y se debe comunicar, proponer y contagiar a otros.
Ojalá esta vivencia de Juan el Bautista la podamos hacer muchas veces, al menos en cada Eucaristía en la que comulguemos.
Bendiciones
P. JL
p.jlcorrealira@gmail.com