P. José Luis Correa Lira
El Día de los Santos Inocentes es la conmemoración de un episodio hagiográfico del cristianismo: la matanza de los niños menores de dos años nacidos en Belén, ordenada por el cruel Herodes con el fin de deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret, pues amenazada su autoridad por el Niño Jesús.
San Mateo (Mt 2, 13-18) dice que este hombre se puso furioso al sentirse engañado por los sabios de oriente que habían peregrinado para honrar al recién nacido Dios hecho hombre. Fruto de esa ira mandó matar, en Belén y alrededores, a todos los menores de dos años, conforme a la fecha que los así llamados magos le habían indicado.
La Santa Familia – María, José y el pequeño Jesús- se vio obligada a emigrar para huir ante tal amenaza de Herodes. “En el segundo sueño el ángel ordenó a José: ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y huye a Egipto; quédate allí hasta que te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo’ (Mt 2,13)” Así José, “se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes”. (Mt 2,14-15).
En su cuenta de tweet pidió el Papa Francisco que también “oremos hoy por los niños a los que no se les deja nacer, por los que lloran a causa del hambre, por los que no tienen en sus manos juguetes, sino armas.”
En un mensaje de Navidad , el Papa Francisco exhortó a proteger a los niños del mundo del sufrimiento, la pobreza y las guerras. Así, invitó a recordar la señal del Niño y a que lo reconozcamos en los ‘rostros de los niños’, especialmente de aquellos para los que, como Jesús, ‘no hay sitio en la posada’.
Bendiciones.
P. JL
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