P. José Luis Correa Lira
En el numeral 2616 del Catecismo se hace mención al pasaje del Evangelio de la Misa de hoy. Dice el texto:
“Jesús escucha la oración de fe expresada en palabras (…) o en silencio (los portadores del paralítico (…) Curando enfermedades o perdonando pecados, Jesús siempre responde a la plegaria que le suplica con fe: ‘Ve en paz, ¡tu fe te ha salvado!’.”
La locura que se animan a hacer los que llevaban en una camilla al paralítico los lleva a subir al techo de la casa donde se encontraba Jesús enseñando, remover las tejas del techo y descolgar la camilla y ponerla delante de Jesús le impresionó. No solo la creatividad y osadía, sino su fe. Y por eso primero perdona los pecados del postrado en la camilla y finalmente lo sana de su enfermedad al ordenarle levantarse e ir de regreso a su casa.
Se puede encontrar en este relato una referencia indirecta a los dos sacramentos de salud, el del alma (la confesión) y el del cuerpo (la unción). Ambos suponen la fe de parte del beneficiario, la confianza en el poder de Dios, así como la admiración y alabanza y glorificación de Dios por haber sido testigos de maravillas que obra el Señor.
En realidad, todos podemos dar testimonio de tantas maravillas que hace Dios, en nosotros y en otros, también a través de nosotros y de los demás.
Ojalá las reconozcamos y agradezcamos a quien las hace, como lo canta la Virgen María en el Magníficat: Maravillas, obras grandes ha hecho el Poderoso por mí.
P. JL
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