P. José Luis Correa Lira
En este segundo domingo de Adviento, el Evangelio nos trae la figura del precursor, Juan el Bautista el hijo de Zacarias y de Isabel, la pariente de María la Virgen Madre de Jesús.
Lucas dice aun dos cosas de este Juan. Primero, que comenzó a recorrer la comarca del Jordán y segundo, que predicaba un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados.
Y en seguida cita del profeta Isaías, recordando la voz que resuena en el desierto, la invitación a preparar el camino del Señor.
Nos preguntamos ¿Cómo estamos preparando el camino al Señor?
Aprovechemos pues el Adviento para experimentar el perdón de nuestros pecados, para enderezar lo torcido, para allanar y limar lo áspero, reconciliarnos con Dios y entre nosotros.
El 8 de diciembre es la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, sin pecado concebida. Recordemos que el cuadro de la Virgen de Schoenstatt, antes de que llegara como regalo para el Santuario Original, tenía el título de Refugio de los Pecadores (‘Refugium peccatorum’). El pintor, el italiano Luigi Crosio, lo pintó en 1898 para los hermanos Kuenzil, en Suiza. Las Hermanas de María de Schoenstatt, compraron el cuadro original en 1964.
Por su intercesión pidamos a Dios que nos regale el perdón de nuestros pecados preparando una buena confesión.
P. JL
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