P. José Luis Correa Lira
Durante mucho tiempo se pensó, equivocadamente, que un 18 de noviembre de 1885 habría nacido el fundador del Movimiento de Schoenstatt.
Por investigaciones posteriores más exhaustivas se logró corregir ese error involuntario. Eso ocurrió en el pueblito de Gymnich, cerca de Colonia, en Alemania. José Kentenich nació en la casa de sus abuelos, gente sencilla, campesinos. Su mamá lo dio a luz ahí, en el segundo piso, una casa que hoy es un pequeño museo, visitado por muchas personas que quieren conocer el lugar de nacimiento de este gran hombre. De ahí se camina unas pocas cuadras y se llega a la parroquia en la que fue bautizado.
Ahí pasó los primeros años de su infancia, de la que hay simpáticas anécdotas. De ahí partió más tarde al internado en Oberhausen, donde estuvo mucho tiempo.
Sugiero la lectura: “El Padre José Kentenich en Gymnich”, del profesor universitario Dr. Hubertus Brantzen. En el escrito, el autor habla de la cuna del fundador de Schoenstatt, el pueblo de Gymnich. Y justamente porque es el lugar de origen del padre José Kentenich, es también cuna de lo más elemental que Dios quiso gestar a través de su obra de Schoenstatt, pues constituye el ambiente donde se desarrolló la infancia del fundador.
El profesor Brantzen quiere, no sólo dar la posibilidad de conocer y recorrer lugares emblemáticos en la niñez del padre Kentenich, sino introducirnos en su historia y evocar todos aquellos acontecimientos trascendentales en el lugar de los hechos, para que la visita a ese lugar no sea un simple recorrido, sino una experiencia que permita vincularse al padre Kentenich y a las raíces de Schoenstatt. Escribe él:
“Cerca de 130 años después de su nacimiento sabemos hoy qué ha sido de este niño. Su historia de vida, meditada a la luz de las perspectivas actuales nos deja admirados lo que ese hombre ha hecho de su vida y de su vocación, cuando reconoció sus raíces y se entregó a la conducción de Dios. Así pues, somos invitados a seguir las huellas que el P. José Kentenich dejó en su lugar de origen y al mismo tiempo a pensar en nuestra propia vocación.”
P. JL
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