P. José Luis Correa Lira
San Alberto Magno fue un obispo alemán de la Iglesia católica que recibió su educación en las Universidades de París y de Padua.
Su vida reúne múltiples facetas: científico y teólogo, fraile y místico, obispo y doctor de la Iglesia. Patrono de los científicos, es también considerado uno de los más grandes genios de Occidente y un santo de talla universal, de ahí el apelativo de Magno, que tan solo él ha merecido en el campo del conocimiento. Así lo reconoció el también alemán Josef Ratzinger: “uno de los más grandes maestros de la teología medieval es san Alberto Magno. El título de grande (magnus), con el que ha pasado a la historia, indica la vastedad y la profundidad de su doctrina, que él asoció a la santidad de la vida. Pero ya sus contemporáneos no dudaban en atribuirle títulos excelentes; un discípulo suyo, Ulrico de Estrasburgo, lo definió ‘asombro y milagro de nuestra época’.
Se le llama Doctor universalis, precisamente por la vastedad de sus intereses y de su saber. Nos muestra que entre fe y ciencia no hay oposición. “San Alberto Magno nos recuerda que entre ciencia y fe hay amistad, y que los hombres de ciencia pueden recorrer, a través de su vocación al estudio de la naturaleza, un auténtico y fascinante recorrido de santidad.”
Durante toda su vida cultivó su vocación docente, comenzando en el convento de Colonia. Enseñó también en París, Hildesheim, Friburgo de Brisgovia, Ratisbona, Estrasburgo.
Aplicó el método y los principios aristotélicos al estudio de la teología, por lo que fue el iniciador del sistema escolástico, que su discípulo Tomás de Aquino había de perfeccionar.
El Papa Pío XI, en diciembre de 1931, lo proclamó Doctor de la Iglesia De él dijo el Papa, que “poseyó en el más alto grado el don raro y divino del espíritu científico (…) Es exactamente el tipo de santo que puede inspirar a nuestra época, que busca con tantas ansias la paz y tiene tanta esperanza en sus descubrimientos científicos.”
San Alberto es el patrono de los estudiantes de ciencias naturales.
“Oremos al Señor para que no falten nunca en la santa Iglesia teólogos doctos, píos y sabios como san Alberto Magno y que nos ayude a cada uno de nosotros a hacer propia la ‘fórmula de la santidad’ que él siguió en su vida: ‘Querer todo lo que yo quiero para gloria de Dios, como Dios quiere para su gloria todo lo que él quiere’, es decir, conformarse siempre a la voluntad de Dios para querer y hacer sólo y siempre para su gloria.”
Bendiciones
P. JL
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