P. José Luis Correa Lira
Hoy la Iglesia universal, pero en particular la Iglesia en Latinoamérica recuerda a su primer santo mulato: Martín de Porres.
Martín de Porras Velázquez fue un fraile nacido en 1579 en la capital del Virreinato del Perú, Lima y perteneció de la orden de los dominicos, como hermano lego, sin posibilidad de recibir el sacerdocio. Martín hizo de enfermero (o más bien curandero), barrendero y catequista.
Gregorio XVI lo declaró Beato en 1837 y fue canonizado por Juan XXIII en 1962. Recordaba el Papa, en la homilía de la canonización, las devociones en que se había distinguido el nuevo Santo: su profunda humildad que le hacía considerar a todos superiores a él, su celo apostólico, y sus continuos desvelos por atender a enfermos y necesitados, lo que le valió, por parte de todo el pueblo, el hermoso apelativo de Martín de la caridad. Con ayuda de Dios, realizaba algunos milagros de curaciones instantáneas o en ocasiones bastaba su presencia para que el enfermo desahuciado empezara a recuperarse. Hay quienes lo vieron entrar y salir de recintos con las puertas cerradas, mientras que otros aseguraron haberlo visto en dos lugares distintos a la misma vez.
El Papa Francisco exhortó a los fieles a no dejarse seducir por la vanagloria ni fomentar las rivalidades al interior de la Iglesia, sino más bien actuar con espíritu de concordia y servicio a los demás, como San Martín de Porres, el “humilde fraile dominico”. “Su espiritualidad estaba en el servicio, porque sentía que todos los otros, incluso los más grandes pecadores, eran superiores a él. Lo sentía de verdad”, afirmó Francisco al referirse al santo mulato
San Martín es recordado con la escoba, que es símbolo de su humilde servicio. Por ello, San Juan XXIII al canonizarlo en 1962 dijo: “Ojalá que el ejemplo de Martín enseñe a muchos la dulzura y felicidad que se encuentra en el seguimiento de Jesucristo y en la sumisión a sus divinos mandatos”. El Papa Francisco tiene una especial devoción por “el santo de la escoba”. Francisco colocó una imagen de casi un metro de alto del santo peruano Martín de Porres en el hall de ingreso a su habitación. “Es que el santo mulato, Fray escoba, sabe barrer muy bien.” El Papa dice que San Martín le ayuda a barrer tantas dificultades que tiene e, incluso, al mismo espíritu del mal que atenta contra la obra de Dios.
San Martín de Porres vivió en la misma época de Santa Rosa de Lima. Además, era amigo de San Juan Macías y fue confirmado por Santo Toribio de Mogrovejo. La época de oro de la Iglesia peruana. Muchas veces pude peregrinar a la tumba en el Convento de Santo Domingo en el Cercado de Lima.
Para Caritas Internationalis, San Martín de Porres es uno de sus copatrones junto con Santa Teresa de Calcuta, San Óscar Arnulfo Romero y el Papa San Pablo VI.
Que su santidad suscite muchos otros santos en el Perú y toda Latinoamérica.
P. JL
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