P. José Luis Correa Lira
Nuevamente recordamos como un santo suscitó y creció en un ambiente de santidad a su alrededor. El santo del calendario litúrgico de hoy es san Gaudencio, quien sostuvo una gran amistad con san Ambrosio. También fue a Constantinopla para interceder por san Crisóstomo durante la persecución a la que fue sometida la Iglesia en el siglo IV.
Gaudencio, de quien no se sabe con exactitud ni su lugar ni fecha de nacimiento, fue obispo de Bresciani al norte de Italia.
En el Evangelio de la Misa de hoy Jesús, un sábado, sana de su terrible enfermedad a una mujer encorvada. Le impuso las manos y al instante ella se enderezo y empezó a alabar a Dios.
Al jefe de la sinagoga no le importó que Jesús hubiese realizado tal curación milagrosa, sino que le reprochó haberlo hecho un sábado. Con la contundente respuesta de Jesús, sus enemigos quedaron en ridículo y vergüenza, por lo absurda de su argumentación rigorista y legalista. A el importaba más el apego irrestricto a la ley y no a la vida, a la norma esclavizante que la libertad que el Espíritu daba (Satanás, dijo Jesús, la tuvo atada a esa dolencia 18 años)
Ojalá, como pide el Papa Francisco, no nos transformemos en aduana para la vida de fe de los que se acercan a la Iglesia.
P. JL
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