P. José Luis Correa Lira
No estamos acostumbrados a escuchar a Jesús en sus expresiones más duras que incluso algunos sintieron como insultos a ellos.
Es el caso del relato del Evangelio de la Misa de hoy. Lucas nos refiere que un doctor de la ley reclamó a Jesús por la forma de hablar sobre los fariseos calificándolos de hipócritas y sepulcros blanqueados.
Les dijo también que abrumaban a la gente con cargas insoportables, pero sin hacer esfuerzo alguno por ayudar o trabajar. Actitud de vagos, flojos, perezosos, holgazanes. Pero sobre todo de gente cómoda que solo gusta de dar órdenes y ver como otros las ejecutan.
Lo propio de los seguidores de Jesús es imitar su estilo, predicar con el ejemplo.
No pedir a otros hacer algo que yo no esté dispuesto a hacer. Dar indicaciones o instrucciones sin mojarse los zapatos no se vale.
San Pablo VI decía en su Exhortación Apostólica de 1975, acerca de la evangelización en el mundo contemporáneo, Evangelii nuntiandi, en el décimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II que “el hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio.” (en 41)
Ojalá estas sabias palabras nos orienten y motiven a vivir y servir de ese modo.
P.JL