P. José Luis Correa Lira
El texto del Evangelio de la Eucaristía de hoy martes tiene algo de autobiográfico, ya que es el mismo Mateo quien narra su vocación, la llamada que Jesús le hace cuando, estando sentado a la mesa de recaudador de impuestos, Jesús lo vio y lo llamó, invitándolo a seguirlo.
De la mesa del trabajo pasan luego a la mesa de la comida en casa de Mateo y ahí ocurre la segunda parte de la historia.
Muchos publicanos y pecadores compartieron también la mesa con Jesús y sus discípulos y los fariseos, murmurando, preguntaron a los discípulos de Jesús por qué él, su Maestro, come con pecadores y publicanos. La respuesta de parte de Jesús, que los oyó, no se dejó esperar. Les dijo que no son los sanos los que requieren un médico, sino los enfermos. Y termina diciéndoles: He venido a llamar a los pecadores y no a los justos.
Efectivamente Jesús no solo no condena a los pecadores (el pecado sí), sino que los perdona y los invita a la conversión y al seguimiento. O como dice Jesús en otro texto: Un pecador convertido produce más alegría en el cielo que 99 justos (Cf. Lc 15, 7)
Por intercesión de María Refugio de los Pecadores, Dios nos regale esa misericordia que pide su Hijo Jesús antes que sacrificios.
P. JL
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