P. José Luis Correa Lira
Fue justo el domingo 15 de septiembre de 1968 cuando, inmediatamente después de finalizada la santa Misa en la iglesia dedicada a la Santísima Trinidad, el fundador de Schoenstatt, ya en la sacristía al quitarse los ornamentos se desplomó y al poco rato murió.
Ahí, en ese lugar, está sepultado. En su tumba se lee la inscripción que él mismo había elegido como epitafio: Dilexit Ecclesiam.
No es casualidad que la muerte del padre Kentenich haya ocurrido en el día del Señor, el domingo, después de celebrar la Eucaristía (era la primera que él celebraba en ese lugar) y que fuera en el día en que se celebra la memoria obligatoria de Nuestra Señora de los Dolores.
La advocación Dolores destaca el sentimiento de dolor de la madre ante el sufrimiento de su hijo. Los “siete dolores” hacen referencia a los siete episodios de la vida de Jesucristo, relatados por los evangelios, que hicieron sufrir a María, quien acompañaba a su hijo en su misión de Redentor:
1. La profecía de Simeón (Lc 2, 22 – 35)
2. La persecución de Herodes y la huida a Egipto (Mt 2, 13-15)
3. Jesús perdido en el Templo, por tres días (Lc 2, 41-50)
4. María encuentra a Jesús, cargado con la Cruz (Vía Crucis, 4.ª estación)
5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor (Jn 19, 17-30)
6. María recibe a Jesús bajado de la Cruz (Mc 15, 42-46)
7. La sepultura de Jesús (Jn 19, 38-42)
Rezamos con una oración compuesta por el padre José Kentenich :
“Presentaré tu sangre, Señor, al Padre como ofrenda;
quiera él acordarse de los dolores de nuestra Madre.”
P. JL
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