P. José Luis Correa Lira
Hoy el calendario litúrgico nos invita a celebrar la Natividad de la Santísima Virgen María, vale decir, la fiesta de su cumpleaños.
El Papa emérito Benedicto XVI recordó el origen de “la fiesta de la Natividad de María, que desde hace siglos se ha fijado el 8 de septiembre, fecha en la que en Jerusalén fue consagrada la basílica construida sobre la casa de santa Ana, madre de la Virgen.”
San Andrés de Creta, que vivió en los siglos VII y VIII, dice en su Homilía en la fiesta de la Natividad de María, que “el misterio del Dios que se hace hombre y la divinización del hombre asumido por el Verbo representan la suma de los bienes que Cristo nos ha regalado, la revelación del plan divino y la derrota de toda presuntuosa autosuficiencia humana. La venida de Dios entre los hombres, como luz esplendorosa y realidad divina clara y visible, es el don grande y maravilloso de la salvación que se nos concede.
La celebración de hoy honra la Natividad de la Madre de Dios. Pero el verdadero significado y el fin de este evento es la encarnación del Verbo. De hecho, María nace, es amamantada y educada para ser la Madre del Rey de los siglos, de Dios.”
Por su parte, Benedicto XVI dijo que “la celebración de hoy honra la Natividad de la Madre de Dios, pero su verdadero significado es el objetivo de este evento, que es la encarnación del Verbo. En efecto, María nació, y creció para ser la Madre delRey de los siglos, de Dios.”
Es la “conmemoración del inicio de una etapa determinante de la historia de la salvación, el nacimiento de la Virgen”, como dijo
el Papa Francisco. Toda la Iglesia no puede menos de alegrarse hoy al celebrar la Natividad de María Santísima, que, como afirma San Juan Damasceno, es esa “puerta virginal y divina, por la cual y a través de la cual Dios, que está por encima de todas las cosas, hizo su entrada en la tierra corporalmente…”
¡Feliz cumpleaños querida Mater!
P. JL
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