P. José Luis Correa Lira
En este sábado, la liturgia de la Palabra en la Eucaristía de hoy nos propone un texto del Evangelio de Jesucristo según san Lucas, en el que el evangelista pone en labios de Jesús una frase con la que responde a los fariseos que “el Hijo del hombre es también dueño del sábado”. Lo dice en el sentido que las normas y formas están al servicio de la vida y no al revés, sobre todo ante el peligro de un cierto formalismo muchas veces esclavizante.
El tema de hoy está en relación con el tratado ayer:
El 5 de septiembre de 2014 dijo el Papa Francisco que Jesús nos pide que “dejemos de lado las estructuras caducas”. El cristiano no debe ser “esclavo de tantas pequeñas leyes”. El pueblo, señalo e aquella ocasión el Papa “tenía la ley que le había dado Moisés”; y después tantas de estas “costumbres y pequeñas leyes” que habían codificado los doctores. “La ley los custodiaba, ¡pero como prisioneros!” “La Iglesia nos pide, a todos nosotros, algunos cambios. Nos pide que dejemos de lado las estructuras caducas: ¡no sirven!”
No se trata de cambiar por cambiar, porque se nos ocurre o antoja, sino por ver la conveniencia o necesidad de hacer una modificación y hacerla con responsabilidad.
Los cambios deben empezar por un cambio de actitud, y pasar después a un cambio de estructuras para luego ir a un cambio de personas que lideren esos cambios primeros.
Una canción muy bonita afirma que ‘cambia, todo cambia, pero no cambia mi amor.’ Que así sea.
Bendiciones por intercesión de la Virgo Fidelis, María Santísima. Que supo de cambios importantes, esenciales en su historia.
P. JL
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