El cáliz fue forjado con sus recuerdos de la primera comunión, cumpleaños, aniversarios, entre otros momentos memorables de sus vidas. Ellas transformaron el noble metal como reflejo de una entrega de corazón a Dios en estos, sus años dorados.
El Padre José María, quien además es asesor internacional del CIEES, celebró misa en el Santuario de Esperanza, he hizo entrega del regalo, compartió una hermosa y didáctica homilía con los chicos, "chavales" como él les llamó cariñosamente, y dijo él tiene un amor especial por Costa Rica y su gente.
¡Aquí siempre es bienvenido Padre José María! Esperamos que regrese pronto.