P. José Luis Correa Lira
Hoy, 22 de agosto, es la fiesta de María Reina, que se celebra después de la Solemnidad de la Asunción. “Elevada (…) por el Señor como Reina del universo” como afirma el Concilio . Esta fiesta fue instituida por el Papa San Pío XII en 1954, a través de la Encíclica ´Ad Caeli Reginam’ (A la Reina del Cielo), sobre la dignidad y realeza de María.
“La solemnidad de la Asunción se prolonga jubilosamente en la celebración de la fiesta de la Realeza de María, que tiene lugar ocho días después y en la que se contempla a Aquella que, sentada junto al Rey de los siglos, resplandece como Reina e intercede como Madre”, señalaba San Pablo VI .
“Recae igualmente sobre el Rey el honor rendido como (…) tributo a la Reina”, sostenía en Papa Montini en esa encíclica mariana .
San Juan Pablo II dijo que es en primer lugar la devoción popular la que invoca a María como Reina. En efecto, ya a partir del siglo V, casi en el mismo período en que el concilio de Éfeso la proclama ‘Madre de Dios’, se empieza a atribuir a María el título de Reina. Los cristianos de todos los tiempos miran con confianza filial a María Reina.
Pío XII indica como fundamento de la realeza de María, además de su maternidad, su cooperación en la obra de la redención (…) Establece una analogía entre María y Cristo, que nos ayuda a comprender el significado de la realeza de la Virgen. Cristo es rey no sólo porque es Hijo de Dios, sino también porque es Redentor. María es reina no sólo porque es Madre de Dios, sino también porque, asociada como nueva Eva al nuevo Adán, cooperó en la obra de la redención del género humano. María reina posee y ejerce sobre el universo una soberanía que le fue otorgada por su Hijo mismo.
El título de Reina no sustituye el de Madre: su realeza es un corolario de su peculiar misión materna, y expresa el poder que le fue conferido para cumplir dicha misión. Es pues una dimensión materna de la realeza de la Virgen: Establecida por el Señor como
Reina del cielo y de la tierra, (…) sentada a la diestra de Jesucristo, obtiene con gran certeza lo que pide con sus súplicas maternas.
La Virgen María es Reina que da todo lo que posee, compartiendo, sobre todo, la vida y el amor de Cristo.
Termino con una oración del padre Kentenich , escrita en Dachau:
Como Soberana se te concede reinar en el cielo; radiante de dicha habitas junto a la Santísima Trinidad y con tu Hijo gobiernas este mundo, del cual él te ha constituido Madre. Que, por intercesión de la Madre y Reina del cielo, nos bendiga a los que aun peregrinamos en la tierra, el Señor que la constituyó como su Compañera y Colaboradora permanente suya en toda la obra de la redención.
P. JL