P. José Luis Correa Lira
Hoy celebramos a san Pio X, quien fue elegido Papa en el cónclave reunido a la muerte de León XIII, que duró cuatro días y concluyó con la elección del cardenal Sarto.
Gobernó la Iglesia católica con mano firme en una época en que esta se enfrentaba a un laicismo muy fuerte, así como a numerosas tendencias del modernismo en los campos de los estudios bíblicos y la teología.
Introdujo grandes reformas en la liturgia y facilitó la participación del pueblo en la celebración eucarística. Permitió la práctica de la comunión frecuente y fomentó el acceso de los niños a la Eucaristía. Promovió mucho el estudio del catecismo y encomendó la confección del Código de Derecho Canónico (Codex Iuris Canonici) para reunir y unificar la legislación eclesiástica, hasta entonces dispersa.
En julio de 1908, culminó la reorganización de la Curia romana. Pío X falleció el 20 de agosto de 1914, a los 79 años, a causa de un infarto agudo de miocardio.
Fue enterrado en las grutas vaticanas, donde permanecieron sus restos hasta que, en 1951, fueron trasladados al altar de la capilla de la Presentación de la basílica vaticana.
Fue beatificado en 1951 y canonizado tres años más tarde en 1954, en ambas oportunidades por el papa Pío XII.
Entre las encíclicas que escribió hay una sobre la situación de los indígenas en Sudamérica, Lacrimabili statu, de junio de 1912. Sería interesante releerla ahora que se realizó un Sínodo Panamazónico el 2019, con la consiguiente Exhortación apostólica post-sinodal, Querida Amazonia, del Papa Francisco, y se ha creado la Red Eclesial Panamazónica (REPAM).
Bendiciones. P. JL