P. José Luis Correa Lira
En el texto del Evangelio de hoy san Mateo nos transmite algo muy humano: la preocupación por recompensa.
Pedro, a nombre del grupo de los apóstoles, formula la pregunta a Jesús: Señor, lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué nos va a tocar?
A esa interpelación, Jesús responde diciendo que a todo aquel que haya dejado por él padre, madre, hermanos …, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna (cfr. Mt 19, 29). por los bienes materiales dejados, encontrará el céntuplo. Nada menos que el cielo, algo que supera todas sus expectativas. La promesa de compensación por la renuncia es espléndida.
A veces nuestra conducta está muy marcada por la lógica del do ut des (te doy para que me des, o cambio de lo que me des). Una negociación, donde falta la gratuidad, donde se aduce méritos, reclama derechos un seguimiento de Jesús poco auténtico o mezclado con motivaciones no evangélicas.
El pensador, filósofo y orador romano Séneca, decía que la recompensa de una buena acción, es haberla hecho.
Creo que eso debería bastar, a pesar de saber por parte de Jesús, que sí tenemos recompensa prometida, no sólo dejando lo que nos ata, sino que llevando el estilo del Señor como sus verdaderos discípulos; te hemos seguido, vale decir, entramos en tu escuela y queremos asemejarnos al Maestro.
Dios nos bendiga.
P. JL
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