P. José Luis Correa Lira
Sin embargo hoy quiero sumarme al deseo del arzobispo de esta Arquidiócesis de San José, quien ha invitado a que, “en consonancia con la liturgia del día 29 de julio, memoria litúrgica de los Santos Marta, Lázaro y María, se le dé un particular reconocimiento y se celebre el aporte que dentro de la vida parroquial y social brindan las servidoras domésticas, quienes en Santa Marta pueden encontrar apoyo espiritual y con su intercesión alcanzar las gracias necesarias de parte del Señor para que en su servicio encuentren un medio para la propia santificación.”
El deseo de monseñor José Rafael es que, “por medio de dicha celebración y reconocimiento se le dé un realce a unas labores que, muchas veces, no son consideradas como un trabajo por algunos sectores sociales; o que, en no pocas ocasiones son tareas invisibilizadas, adquiera para nosotros un carácter primordial que coopere a valorizar la dignidad de las servidoras domésticas, y a reconocer sus múltiples esfuerzos en las labores cotidianas, que no solo son la razón de su sustento sino una invaluable cooperación en muchos hogares. Su trabajo cotidiano hace posible además, que muchas personas y familias, puedan ofrecer la gracia de la hospitalidad a sus semejantes. En una sociedad que pide vínculos personales más significativos, la presencia de las servidoras domésticas es un apoyo para los hogares, las personas y la sociedad, siendo también un testimonio de cuidado por los demás y de hospitalidad, bondad y acogida que promueve la unidad.”
En la celebración de la Eucaristía de este día, -antes de la bendición final- se propone realizar la bendición de las servidoras domésticas y con la siguiente fórmula:
“Bendito seas, Señor, Dios de misericordia, que en tu Hijo nos has dado un admirable ejemplo de caridad y por él nos has recomendado vivamente el mandato del amor; dígnate colmar de tus bendiciones + a estas servidoras tuyas, que a ejemplo de los santos hermanos Marta, María y Lázaro, se dedican generosamente al servicio y ayuda de sus hermanos; haz que, encendidas en el fuego de tu amor, te sirvan fielmente con una entrega total en la persona del prójimo. Por Jesucristo, nuestro Señor.”
¡Cómo no recordar también a la María Lara, y mis primos Lira Bianchi a la Marta Navarrete, y así a todas las que en nuestras casas también nos ayudaron y atendieron abnegada y sacrificadamente!
Mi agradecimiento a todas ellas.