P. José Luis Correa Lira
Me preocupa y me duele Chile por tantas cosas feas que pasan. Sí me abriga la esperanza que, por la intercesión de Nuestra Señora del Carmen, Patrona de Chile, y de nuestros santos compatriotas se logre salir mejor de las crisis (políticas, económicas, sociales …) por las que atraviesa mi país.
Una oración de inicios del siglo pasado, compuesta por el fundador de Schoenstatt, en tiempos de la Primera Guerra Mundial dice así :
“Madre, con tu Hijo Divino desciende a los caminos de nuestra patria
para que, siguiendo vuestras huellas, encuentre la paz verdadera y estable. Patria, sólo tendrás salvación si, en amor, te unes a María y a su Hijo.”
En la historia y en la bandera chilena la presencia de la Virgen, Nuestra Señora del Carmen, es innegable y clave. Así lo ha sido y espero que eso se respete y prolongue siempre.
Les comparto la oración a la Virgen del Carmen, Patrona de Chile
¡Oh Virgen Santísima del Carmen!, Llenos de la más tierna confianza, como hijos que acuden al corazón de su madre, nosotros venimos a implorar una vez más los tesoros de misericordia que con tanta solicitud nos habéis siempre dispensado. Reconocemos humildemente que uno de los mayores beneficios que Dios ha concedido a nuestra Patria, ha sido señalarte como nuestra especial Abogada, Protectora y Reina. Por eso a Ti clamamos en nuestros peligros y necesidades seguros de ser benignamente escuchados. Eres la Madre de la Divina Gracia, conserva puras nuestras almas; eres la Torre poderosa de David, defiende el honor y la libertad de nuestra Nación; eres el refugio de los pecadores, corta las cadenas de los esclavos del error y del vicio; eres el consuelo de los afligidos, socorre a las viudas, a los huérfanos y desvalidos; eres el auxilio de los cristianos, conserva nuestra fe y protege a nuestra Iglesia, en especial a sus Obispos, sacerdotes y religiosos. Desde el trono de tu gloria atiende a nuestras suplicas, ¡Oh Madre del Carmelo! Abre tu manto y cubre con él a ésta República. Te pedimos que protejas a Chile, de cuya bandera eres la estrella luminosa. Te pedimos el acierto para los magistrados, legisladores y jueces; la paz y piedad para los matrimonios y familias; el santo temor de Dios para los maestros; la inocencia de los niños; y para la juventud, una cristiana educación. Aparta de nuestras ciudades los terremotos, incendios y epidemias; aleja de nuestros mares las tormentas, y da la abundancia a nuestros campos y montañas. Se Tú el escudo de nuestros guerreros, el faro de nuestros marinos y el amparo de los ausentes y viajeros. Se el remedio de los enfermos, la fortaleza de las almas atribuladas, la protectora especial de los moribundos y la redentora de las almas del Purgatorio. ¡Óyenos, pues, Reina y Madre Clementísima! y has que viviendo unidos en la misma fe y la práctica de un mismo amor al Corazón Divino de Jesús, podamos ser trasladados de ésta patria terrenal a la patria inmortal del cielo, en que te alabaremos y bendeciremos por los siglos de los siglos. Amén.
Que la Virgen, bajo esa hermosa advocación del Carmen siga siendo la Estrella que nos guíe, como canta la canción que les sugiero escuchar.
Una última mención es a mi mamá, que no por casualidad se llamaba Estela del Carmen. Cuántas veces nos llevó al Santuario Nacional de la Virgen del Carmen en Maipú, ‘tierra de encuentro.’
Nos cum prole pia… benedicat Virgo Maria. P. JL
p.jlcorrealira@gmail.com
Sugerencia: https://www.youtube.com/watch?v=5pNo_9e3T_U
https://www.obispadocastrensechile.cl/docs/Escrito_Historia_y_Devocion.pdf