P. José Luis Correa Lira
Hoy la Iglesia recuerda y agradece la vida de santidad de san Camilo de Lelis, sacerdote, acompañado espiritualmente por otro gran santo, Felipe Neri. Junto a algunos compañeros Camilo fundó los ‘Siervos de los Enfermos’, más conocidos como camilianos.
Con ocasión de esta fecha quiero traer a la memoria el agradecimiento que todos debemos y tributamos a los agentes de la salud. El mismo papa Francisco agradeció a los médicos y enfermeros por su trabajo durante la pandemia de coronavirus y por estar cerca de los enfermos con ternura y profesionalidad. Dijo: “quiero estar cercano a todos los médicos y enfermeros y enfermeras especialmente en este momento en que la pandemia los llama a estar cerca de hombres y mujeres que sufren. Ustedes, dije en una oportunidad, son los héroes anónimos en esta pandemia”.
Estas palabras cobran mayor sentido ahora que él está en la fase postoperatoria y seguimos rezando por su plena recuperación.
“Rezo por ustedes, le pido al Señor que los bendiga de todo corazón a cada uno de ustedes a sus familias y que los acompañe en los trabajos que tienen y en los problemas que puedan tener. Que esté cerca de ustedes como ustedes están cerca de los enfermos.”
En septiembre del año pasado dijo que “es importante crear lazos de solidaridad entre los enfermos con enfermedades graves, involucrando a familiares y trabajadores de la salud, en una relación de ayuda mutua. Solo puedo alentar su compromiso de considerar estas dimensiones como cuidados integrales, incluso en los casos en que el tratamiento sea esencialmente paliativo. En esta perspectiva, resulta muy útil involucrar a personas capaces de compartir el camino de sanación dando un aporte de confianza, esperanza y amor. Todos sabemos, y también está comprobado, que vivir buenas relaciones ayuda y apoya a los enfermos en todo el camino del cuidado, reavivando o aumentando la esperanza en ellos”, añadió el Papa.
En ese discurso recalcó que “el enfermo es siempre y mucho más que el protocolo en el que se enmarca desde el punto de vista clínico. Prueba de ello es el hecho de que cuando el enfermo ve reconocida su singularidad, la confianza en el equipo médico y en un horizonte positivo crece aún más”.
Y dijo con dolor: “permítanme expresar mi tristeza y preocupación por el riesgo bastante generalizado de dejar la dimensión humana de la atención de los enfermos a la ‘buena voluntad’ del médico individual, en lugar de considerarla, tal como es, una parte integral del tratamiento ofrecido por los establecimientos de salud”.
Con sentimiento de admiración y gratitud por la entrega abnegada y arriesgada de tantos médicos, enfermeros(as) y personal auxiliar, choferes de ambulancias, miembros de la cruz roja, etc. vayan estas palabras.
P. JL p.jlcorrealira@gmail.com